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"Cuando volvimos a abrir la biblioteca, después del confinamiento, algunos usuarios se emocionaron"

"Cuando volvimos a abrir la biblioteca, después del confinamiento, algunos usuarios se emocionaron"

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20.01.21

La mayoría de nosotros, cuando pensamos en una biblioteca, reducimos su día a día al préstamo de libros, pero la realidad, como todo en la vida, se queda corta para explicar todo el trabajo que se lleva a cabo. Anna Tibol, coordinadora del Servicio de Biblioteca y Gestión del Conociendo de la Fundación Pere Tarrés, junto con Laura Golanó y Sílvia Martínez, bibliotecarias de la Facultad de Educación Social y Trabajo Social Pere Tarrés-URL, nos han desvelado una poco de la magia que hacen detrás del mostrador, de manera discreta y eficiente y siempre con un objetivo común: dar un servicio de calidad al usuario y ayudarle en su búsqueda.

"Muchas personas creen que nuestro trabajo se basa en el préstamo de objetos, en este caso libros, pero esto solo representa una pequeña parte de nuestro día a día", cuenta Anna. Para poder gestionar de manera eficiente el volumen de conocimiento que se almacena en la biblioteca, el equipo dedica muchas horas a la generación de metadatos. Un trabajo en la sombra que garantiza que se pueda acceder a la información de manera más sencilla y rápida. "La gente tiene la imagen que solo estamos detrás del mostrador, pero para que el préstamo se pueda dar siempre hay un trabajo previo de clasificar bien el catálogo. Esto es imprescindible para que todo funcione ", afirma Laura.

Normalmente, este es un trabajo que ni Anna, ni Laura ni Sílvia podían actualizar de manera regular cuando les tocaba atender presencialmente las consultas de los usuarios, pero la irrupción del Covid-19 supuso un bache que, a pesar de hacerlas pasar por una especie de "duelo profesional" por haber perdido el contacto directo con las personas, también ha puesto en marcha una pequeña gran revolución en la biblioteca.

Con el confinamiento, el equipo de la biblioteca tuvo que establecer nuevas dinámicas que, de alguna manera, también han transformado su rutina diaria. "Desde el primer momento, el equipo ha trabajado para poder asegurar más recursos gratuitos para el usuario y ahora tenemos acceso a muchos más, como pueden ser revistas electrónicas, artículos, libros en Open Access y trabajos en la base de datos recercat.cat ", apunta Anna. "La atención al usuario también se ha transformado porque ahora se hace vía correo electrónico. Cuando todo esto empezó, la gente estaba un poco en shock, pero ahora ya se ha acostumbrado".

Como en todas las esferas de nuestra rutina diaria, la pandemia también supuso un descalabro para la vida académica para tener acceso a la biblioteca es clave para estudiantes, profesores e investigadores. Precisamente, continuar dando un servicio de calidad y proximidad a pesar de las restricciones ha ayudado a construir nuevos lazos entre el equipo de la biblioteca y los usuarios. "Estableces una especie de conexión con la gente. Tú les dices 'no te preocupes, que haremos lo posible para conseguirlo te' y, a partir de ahí, hemos creado una relación especial con personas que siempre repiten ", explica Anna.

Casi como si fuera un trabajo de arqueología, Anna, Laura y Silvia acompañan a los usuarios en su búsqueda y los ayudan a conseguir ese artículo tan difícil de localizar o aquel libro que sólo tenían una biblioteca de Cantabria. Y eso ha marcado un antes y un después en unos tiempos en que el contacto personal ha limitado tantísimo. Por ejemplo, por primera vez, el equipo de la biblioteca ha recibido una felicitación de Navidad de una estudiante o, incluso, otra estudiante les presentó a sus padres, que habían venido desde Madrid para poder asistir a la acto de graduación. "Antes, podríamos decir que no nos veían. Te decían un 'Feliz Navidad' de lejos y ya está. Es muy emocionante sentir que ahora sí que nos tienen presentes. O como cuando ves que nos incluyen en el apartado de agradecimientos de los trabajos de fin de grado. Hace mucha ilusión ", apunta Silvia. De hecho, incluso, los reencuentros han sido tan emotivos que se ha llegado a las lágrimas. "Cuando volvimos a abrir, después del confinamiento, varias personas se emocionaron cuando me vio. Necesitábamos volver a sentir que la cotidianidad había vuelto, de alguna manera, aunque ahora atendemos sólo con cita previa y no podemos tener el contacto tan cercano que teníamos antes ", asegura Laura.

A pesar de los momentos excepcionales vividos durante 2020, el equipo de la biblioteca mantiene, entre sus objetivos, continuar formando los usuarios y acercándolos sus servicios para que puedan llegar a ser lo más independientes posible y tengan la oportunidad de exprimir al máximo todas las posibilidades que ofrece el catálogo de la biblioteca de la facultad.